Conciencia y con ciencia en la vía

Desde Ambato, Ecuador, este escrito es una colaboración de Byron Naranjo, uno de nuestros participantes en el curso virtual ‘Construyamos seguridad vial y cultura vial desde el colegio’.

Por: Byron O. Naranjo Gamboa
09/09/2020
Ambato – Ecuador

Si tenemos claro que la cultura vial está dada por la conducta de la gente (forma de ser y actuar) en los espacios de afluencia y movilización, coincidiremos que es necesaria una actitud que ayude a romper la condición de seres pasivos e indiferentes que predomina en la gran mayoría de personas que circulan por las vías.

No existe maniobra alguna que se pueda disponer o imponer para que los individuos adopten cierta forma de comportarse en lo colectivo, pero como sujetos tenemos fueros internos y externos a los que podemos recurrir para mejorar la convivencia en la vía pública.  

Uno de los aspectos intrínsecos que puede ser determinante para autoevaluarnos como usuarios de la vía es la conciencia, que en términos generales está concebida como el conocimiento que cada quien tiene de sí mismo y de su entorno. La conciencia es una especie de juez implacable que, de la misma manera que nos guía y nos enrumba por la vida, está recordándonos las responsabilidades que tenemos en cada circunstancia.

La conciencia empresarial

La conciencia, desde la perspectiva empresarial se caracteriza, entre otras cosas, por la confianza, la responsabilidad, el cuidado, la transparencia, la integridad, la lealtad y la igualdad que se aportan individualmente para la consecución de objetivos grupales. Estas particularidades, como podemos percibir, determinan la calidad del entorno y favorecen el desarrollo de las personas.

Pensemos por un momento ¿Qué pasaría sí como usuarios de la vía pública anteponemos a cualquier acción los detalles descritos en el párrafo anterior?… Para muchos puede sonar a utopía, pero para tranquilidad de todos no se trata de pasar al campo de la ficción; lo planteado en las líneas anteriores está al alcance de quien lo desee y es lo mínimo que se debe hacer para vivir en armonía. No hace falta rememorar la obra de Tomás Moro, lo que se requiere es dejar de vegetar de manera indiferente y despertar la conciencia para convertirse en protagonista activo de la cultura vial.

El papel de la investigación

Sin embargo, la conciencia no será lo único que puede aportar en pro de la cultura vial, hay temas presentes en la calle que demandan estudios, análisis y procesos para llegar a la raíz de los problemas y de eso se debe encargar la ciencia. Así como en la actualidad compiten los laboratorios del mundo para generar la vacuna que controle o detenga al covid-19, de la misma manera deberían preocuparse los gobiernos, las universidades, las empresas, los medios de comunicación y las personas, para crear anticuerpos que ataquen a los males endémicos que tienen su caldo de cultivo en las calles.

La ciencia está llamada a ir más allá de lo evidente; si se advierte un comportamiento inadecuado de alguien en determinado lugar, tal vez no es una desconexión con la conciencia, sino una manera de llamar la atención para provocar reacciones, porque el diálogo se ha agotado o simplemente nunca hubo. Aquí cabe perfectamente aquel dicho que manifiesta “si la apariencia fuera esencia, no existiría la ciencia”.

Lo que ocurre es que a la ciencia se la ha encumbrado tanto que parece no transitar por la vía pública sino solamente por la fibra óptica y deja de lado las cuestiones cotidianas para concentrarse en temas “más trascendentes”. Un concepto básico de ciencia la describe como un método organizado de conocimientos dedicados a la investigación y explicación de fenómenos naturales y sociales; entonces hay que exigirle a la ciencia que cumpla su propósito.

Ciencia y conciencia

No hace falta una alarma que nos recuerde la corresponsabilidad que todos tenemos en la generación de la cultura vial, no es cuestión de esperar la asignación de tareas o el cumplimiento de determinada acción, cada quien debe saber lo que tiene que hacer y aportar para una convivencia adecuada. La ciencia y la conciencia son las llamadas a proponer una nueva señal ética que motive, que inspire, que movilice y que permita disfrutar una cultura vial para la vida.

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Muchas gracias a Byron Naranjo por su valiosa colaboración y lo esperamos cada mes en este espacio.

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