El virus de la impaciencia

Imagen: Imagen de Marta Cuesta en Pixabay

Cultivar el arte de la paciencia es importante y necesario. Ser pacientes es controlar el enojo y el afán. Entrar en comunión con el tiempo. Especialmente en la calle y en la vía, dónde interactuamos con otros.

Para el enojo, hay técnicas que nos hacen menos irascibles al comportamiento propio, de los demás y del entorno. Para el afán, también las hay que ayudan a administrar el tiempo.

Tanto conductores como transeúntes pueden llegar a niveles de impaciencia insospechados por los demás. La contribución de la impaciencia con la siniestralidad vial es alta porque hace que los comportamientos sean imprevisibles.

La previsibilidad y la anticipación son dos atributos clave de la movilidad en ciudades y carreteras. Gran parte del comportamiento en las vías es esperado. Por ello hay semáforos, señales viales y demarcaciones.

Un comportamiento impaciente hace que conductores y transeúntes:

• Piensen en sí mismos y en sus propias necesidades sin tener en cuenta a los demás
• Olviden, o no les importe, que la movilidad y el tránsito se basan en interacciones con otros
• No vean a otros en la vía
• Tengan prácticas imprevisibles en la vía
• No usen las señales de tránsito
• Cometan infracciones
• Sean causantes de siniestros viales

La impaciencia a veces se comporta como un virus que se pasa de persona a persona fácilmente. Basta con que un conductor accione el pito de su vehículo en una fila de autos para que ese comportamiento se replique. O que haya alguien que acelere en una vía despejada para que otros lo hagan.

Sin embargo, de quienes transitan por las vías de las ciudades y por las carreteras, la gran mayoría ya están vacunados contra la impaciencia. Ya sea por la educación recibida en casa, por experiencias propias o porque tienen mayor conciencia sobre los otros y sobre su propio papel en el sistema de movilidad.

Cada uno de nosotros somos una parte en este sistema. Cuando una parte falla, todo el sistema lo hace.

Nada mejor que la sincronía en las vías.

Ojalá pudiéramos fluir al ritmo de las señales de tránsito. Con paciencia y sin afán.

cologuille

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