Jeri Beth Cohen (Jueza de la Corte Juvenil de Dependencia de La Florida)

«El sistema judicial tiene que tener una respuesta apropiada al problema de los conductores borrachos»

Por. Guillermo Camacho-Cabrera

¿Es la conducción en estado de embriaguez un problema de salud pública que debe ser abordado exclusivamente por el sistema de salud? ¿Qué hacer con los conductores borrachos? ¿Debe haber un trabajo intersectorial para abordar y solucionar el problema? La Jueza Jeri Cohen, una de las pioneras de las intervenciones desde lo jurídico y lo terapéutico en Estados Unidos, habla sobre el tema.

Jueza Jeri Cohen (foto: cortesía)

Jueza Jeri Cohen (foto: cortesía)

Jeri Cohen es Jueza de la Corte Juvenil de Dependencia del Estado de la Florida en Estados Unidos. Participó del 12 al 16 de agosto en XX Congreso Colombiano de Prevención y Atención del Maltrato Infantil como ponente con una conferencia sobre el papel del Juez en la protección de los niños, niñas y adolescentes.

Su calidad de Jueza del Undécimo Circuito Judicial de la Corte y de fundadora de la Corte de Dependencia de Drogas de Miami, así como su permanente aplicación de los principios y prácticas de la jurisprudencia terapéutica, la autorizan para hablar sobre el tema de los conductores en estado de embriaguez.

El Boletín Culturas Viales la abordó en la ciudad de Medellín, Colombia, para tratar el tema.

¿La adicción a las drogas es una elección voluntaria o una condición?

Yo pienso que es una enfermedad y que hay cambios en el cerebro que hacen que una persona sienta el deseo de usar drogas. Cuando las personas han usado drogas, quieren usarlas más y en el momento en que no las tienen las buscan para obtener cambios físicos y psicológicos. Nadie se despierta una mañana diciendo “hoy voy a ser un adicto”, esto es algo que la persona tiene como una enfermedad.

Sabemos que hay factores de riesgo involucrados en el uso de drogas, por ejemplo 50% de personas que son adictas a las drogas lo son por razones genéticas. También sabemos que muchas personas que usan drogas están auto-medicadas para paliar enfermedades mentales no tratadas.

Un dato final es que especialmente en mujeres, pero también en hombres, hay correlación entre la adicción y el trauma que estas personas vivieron en su infancia. Por ejemplo, cuando las mujeres están en tratamiento por adicción y se les pregunta, entre 70% a 90% dicen que han vivido episodios de abuso sexual o de asalto sexual, muchos de ellos en múltiples oportunidades.

¿En ese sentido, usted cree que el consumo de drogas es un problema de salud pública más que del sistema de justicia?

Obviamente es un problema legal porque usar drogas va contra la ley. Pero si lo miras desde una perspectiva teorética es un problema de salud. Esa es la razón por la cual la guerra contra las drogas ha sido una falla colosal y es la razón por la cual nuestras prisiones en Estados Unidos están repletas de personas que tienen problemas de adicción y de enfermedades mentales no tratadas. Las prisiones y las cárceles son las instituciones más grandes de tratamiento de enfermedades mentales. Y sabemos que un tratamiento bueno funciona. Si aceptamos que la adicción es una enfermedad y la ciencia nos enseña que eso es verdad, entonces vamos a entender que la adicción es un problema de salud pública.

El Fiscal General de Colombia sostiene que la conducción en estado de embriaguez es más un problema de salud pública, que debe ser abordado desde el sistema de salud. ¿Cuál es su posición al respecto?

El problema con las personas que usan drogas es que cometen crímenes para mantener su adicción. El problema con los conductores borrachos es que matan o causan lesiones graves a otras personas.

Lo cierto es que la mayoría de conductores borrachos que, sin ser adictos, son arrestados, nunca lo hacen otra vez porque aprenden la lección.

El problema son quienes conducen repetidamente borrachos; entre 25% y 30% de las personas que conducen en estado de embriaguez son reincidentes. Ellas tienen problemas con el alcohol, el alcohol es una droga y necesitan tratamiento antes de que se suban a un carro y maten a otras personas. El sistema judicial tiene que tener una respuesta apropiada a este problema. Por ejemplo, el uso de brazaletes para que quienes están embriagados no puedan conducir un carro, el uso de aparatos para que cuando el conductor se suba al auto y tenga aliento a alcohol, no pueda encenderlo, o que el gobierno les quite el carro para que no puedan manejar.

Pero es importante que el gobierno lleve a cabo algunas acciones, porque estas personas toman involuntariamente, están inmersas en una adicción, y el gobierno debe hacer cosas para que ellos no puedan conducir un carro; y si matan a alguien, ellas deben tener una respuesta judicial con penas largas, aunque no lo hayan hecho a propósito o lo hayan hecho involuntariamente.

Poniendo esta situación al lado, lo que se debe hacer es que los conductores borrachos pasen en la cárcel un tiempo corto y cuenten con un tratamiento largo. Lo que sabemos en la Corte de Drogas, desde donde impulsamos a las personas a tomar un tratamiento afuera del sistema criminal, y aún las personas que caen en uso otra vez, es que si las ponen en la cárcel por un tiempo pequeño, ellas modifican su comportamiento. Y la ciencia enseña que esto de estar en la cárcel únicamente funciona si son de 5 a 7 días. Se usa cárcel por pequeños periodos y tratamientos largos. Sin embargo, si el uso del alcohol u otras drogas termina en el ejercicio de la violencia contra otra persona, sea intencional o no intencional, es importante que el sistema criminal sancione con penas largas.

¿Es decir, habría una política criminal de la prevención y otra de la respuesta de la Justicia a un posible delito si alguien resulta lesionado?

Obviamente hay personas que tienen posesión de drogas o que manejan bajo influencia del alcohol o drogas, que no significa que no puedan acceder a una combinación de tratamiento y sanciones criminales. Hay mucha evidencia, pruebas, de 20 años de investigaciones, de que esa combinación de estar en la cárcel por periodos cortos y tratamientos largos, funciona.

La solución no es únicamente penal o de salud, ¿tiene que ser combinada?

Sí. La combinación de ambas.

¿Si se eleva la categoría de conducir borracho a delito, bajaría la impunidad de los posibles crímenes que se cometan por esa causa?

Aceptar que se toma en una fiesta, en un cumpleaños es cultural, sin embargo no entiendo cómo puede uno tener una ley sin penas. Por lo menos en la Florida y en todos los Estados Unidos, manejar cuando uno está borracho tiene sanciones muy duras, se deben pagar multas altas, asistir a cursos y a tratamientos. En los Estados Unidos, la pena puede ser de hasta de 15 años de prisión. Nosotros tenemos divisiones en las Cortes que se dedican exclusivamente a manejar este tipo de casos. Si detienen a alguien y esta persona tiene que respirar en el alcoholímetro, puede perder la licencia por un año si el nivel es muy alto. Si la persona se niega a hacerse la prueba, definitivamente pierde la licencia por un año; si ha tenido dos reincidencias, puede perder la licencia por 6 años. Allá uno puede negarse a hacer la prueba con el alcoholímetro, pero pierde la licencia de conducción.

Esta ley para la conducción bajo la influencia del alcohol y las drogas se aplica a todas las personas. A los jueces y a la gente rica también. A la gente de Hollywood y a los políticos. Yo, por ejemplo, si voy a manejar o a conducir no tomo. Para mí no vale la pena tomar y conducir.

¿Qué es poner en riesgo a la comunidad?

Las personas no tienen el derecho de poner en riesgo a la comunidad. Si manejan borrachos es como tener un revólver y comenzar a disparar, un carro es como un arma. La responsabilidad del gobierno es garantizar la protección del público.

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