
(Foto: Fotolia – ricardoferrando)
La tenencia de mascotas es un privilegio para quienes han decidido compartir su espacio y su vida con animales domésticos. Perros y gatos, principalmente, se vuelven «mejores amigos» de niños, niñas, adolescentes y adultos que fortalecen sus vínculos con sus mascotas. Estas se vuelven parte de las familias y ocupan un espacio muy especial en la vida afectiva de quienes comparten con ellas.
Los accidentes de tránsito, sin embargo, afectan a más mascotas que lo que se pudiera pensar. Datos de la Dirección General de Tráfico DGT de España reportan que los perros son los animales más involucrados en accidentes de tránsito en ese país, con una participación de 30% frente al total de animales accidentados (DGT, 2015).
Por su parte, para 2012 la aseguradora AXA Seguros Generales S.A. reporta en España que los animales domésticos están implicados en 37,7% de los siniestros con animales, es decir en accidentes donde el animal fallece.
Aunque no se conoce disponibilidad de datos de accidentalidad en mascotas en Colombia, la legislación prevé sanciones para quien «lastime o arrolle un animal intencionalmente» (Estatuto de Protección de los Animales, Ley 84 de 1989).
La Ley 1774 de 2016 de Colombia, reconoce taxativamente la calidad de «seres sintientes» a los animales. Agrega que estos «recibirán especial protección contra el sufrimiento y el dolor, en especial, el causado directa o indirectamente por los humanos».
En Colombia, aunque no se conocen estadísticas en el tema, se intuye este como un problema grave. Los costos de medicina veterinaria en rehabilitación son altos y no existe un sistema público de atención de emergencias por accidentes de tránsito que se especialice en mascotas. Ello ha hecho que surjan iniciativas, aún incipientes, como la de un Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito SOAT que ampare a animales atropellados. O la de Hospitales Veterinarios Públicos como los que existen en México.
La accidentalidad en mascotas representa asimismo un drama para quienes conviven con ellas. La impotencia ante el dolor del animal atropellado, aunada a la incapacidad para responder a este tipo de emergencias, hacen necesario que se establezcan protocolos de atención que beneficien a las partes directamente involucradas: la mascota, quienes conviven con ella, los conductores de los carros y las autoridades de tránsito.
Dentro de las buenas prácticas para que los conductores de vehículos prevengan este tipo de eventos viales con mascotas está la disminución de la velocidad especialmente en áreas residenciales, evitar la sevicia y la crueldad con los animales, permanecer alertas en la conducción del vehículo ante cualquier situación de riesgo.
Quienes cuidan de sus mascotas evaluarán la necesidad de que estas usen prendas reflectivas o señales lumínicas en el collar en horas de la noche y harán una supervisión permanente de las salidas de la mascota, en especial si deben hacerse por sitios de tránsito de vehículos motorizados.
Muchas gracias por éste interesante artículo. Si no hubiera sido por este artículo uno restaría importancia a saber o conocer del tema. Muy importante para todos los actores viales.
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