
Instalación artística en el aeropuerto de Bogotá (Foto de archivo: Guillermo Camacho Cabrera)
Bogotá afronta este 23 de octubre de 2017 una nueva protesta, esta vez protagonizada por algunos taxistas de la ciudad liderados por Hugo Ospina, quien se ha caracterizado por sus posiciones beligerantes en el gremio.
La afectación de la protesta es para toda la ciudad. Se convoca de labios para afuera pacífica pero en realidad incluye tachuelas para pinchar llantas de vehículos regadas en algunas vías de la ciudad, bloqueos con taxis en calles y avenidas, agresiones contra servidores públicos y contra taxistas que sí quieren prestar su servicio sin estar de acuerdo con el paro. Adicionalmente en algunos corredores los taxistas inconformes transitan despacio en caravanas grandes o pequeñas, en lo que se conoce como operación tortuga.
Todas estas conductas son sancionadas por el Código Nacional de Tránsito y la autoridad se ejerce en la ciudad; sin embargo, la pregunta que flota en el aire es: ¿qué buscan estos grupos de taxistas? ¿Cuál es su verdadero objetivo con estas protestas? ¿Acaso caotizar? Lo interesante es que las peticiones del grupo que protesta son tan difusas como lo son sus verdaderos objetivos de cara a la opinión pública. De acuerdo con un volante que circula en redes sociales, entre otros motivos de protesta están:
- El transporte ilegal
- El Decreto 456 de 2017 que moderniza el servicio de taxis en Bogotá con el uso de plataformas tecnológicas
- Los carriles preferenciales para el transporte público
El transporte ilegal se esta combatiendo con las herramientas a la mano por parte de los organismos ejecutivos; solo en Bogotá en lo corrido de 2017 la Secretaría de Movilidad reporta la realización de 1.843 operativos contra el transporte ilegal entre el 1 de enero y el 17 de octubre. Reporta en el mismo período la imposición de 2.451 comparendos por la infracción D12 (conducir un vehículo que, sin la debida autorización, se destine a un servicio diferente a aquel para el cual tiene licencia de tránsito) y la suspensión de 771 licencias de conducción (el número subirá en la medida en que la autoridad de movilidad responda los recursos de apelación que sistemáticamente interponen los conductores de Uber y que se resuelven de acuerdo con los tiempos establecidos por la Ley). En 2016 se impusieron en Bogotá 2.516 comparendos por ilegalidad y se suspendieron 2.304 licencias de conducción.
Por su parte la Superintendencia de Transporte ha impuesto multas por valores de 516 millones de pesos a plataformas que prestan servicios de forma ilegal tales como Easy Taxi, Smart Taxi, Cabify y dos multas, una por más de 344 millones de pesos y otra por 451 millones a Uber.
Con referencia a la modernización del servicio de taxis en la ciudad, es una decisión política que ha tomado la administración distrital para poner a tono el servicio de transporte público individual con los avances y adelantos tecnológicos del mundo de hoy. Esto hará que el servicio sea más competitivo para el gremio taxista y confiable para los ciudadanos. La modernización hace uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, el Internet y las aplicaciones inteligentes.
Los carriles preferenciales para buses de transporte público de pasajeros, por su parte, son un mandato del Plan Maestro de Movilidad de la ciudad y su funcionamiento no debe estar en tela de juicio por parte de un grupo de usuarios de la vía que se ha negado a usarlos correctamente; estos carriles no desconocen la necesidad de transitar en vacío por el carril derecho que tienen los taxis pero si organiza el tránsito y el uso de dichos carrilesc on unas reglas claras.
Así las cosas, poner por encima del interés general de los bogotanos los difusos intereses particulares de un grupo de taxistas, sea este grande o pequeño, es un contrasentido y no contribuye con la construcción de una cultura vial para la vida en una ciudad que tanto la necesita.
Este es el minuto a minuto de la protesta, de acuerdo con el Diario EL TIEMPO.