
El tránsito es tan natural para las personas que podría pensarse que tener reglas para moverse en comunidad o en sociedad es excesivo y pretencioso.
Sin embargo, la complejidad de los sistemas viales y los sistemas de movilidad en las ciudades y países es tan intrincada que se requieren consensos y acuerdos, así sea a través de la ley, entre los diferentes usuarios de dichos sistemas para que la movilidad y el tránsito sean seguros, económicos y cuiden el ambiente.
De ahí la importancia de la educación vial desde etapas tempranas de la vida. Fomentar los comportamientos prosociales en los niños y las niñas es asegurar generaciones conscientes de su papel en la sociedad y en el planeta.
Uno de los conflictos que hacen más visibles los conductores de vehículos a motor con las autoridades se da en los procesos contravencionales. A pesar de que la ley es taxativa y clara la gran mayoría de las veces, existen mil y una razones para que los contraventores no acepten su responsabilidad en la comisión de la contravención.
Si la contravención se da por pararse sobre un paso de cebra, las disculpas o excusas van desde que el semáforo cambió rápidamente de amarillo a rojo o los vehículos que estaban adelante no avanzaron a tiempo antes del cambio del semáforo o que simplemente fueron un par de centímetros por encima de la cebra los que ocasionaron la infracción.
Si es por parquear en un sitio prohibido, las disculpas, excusas o jutificaciones propias del conductor van desde que el parqueo era por un momento hasta que al ponerse sobre el andén el vehículo no impedía el paso de otros automotores por la calzada. Acá el conductor satisface su propia necesidad sin preocuparse por las de los otros, que son mayoría.
Para el caso de las infracciones por exceso de velocidad, estas requieren de sistemas electrónicos automáticos que capten al vehículo que circula por encima de los límites permitidos. Sobra decir que en estos casos las excusas se dan por el afán o por tener una vía libre, especialmente en la noche y la madrugada; sin hablar de los efectos que ocasionan el consumo de alcohol y las sustancias psicoactivas.
Más allá de la educación puramente vial y haciendo referencia al proceso educativo en general que se da en nuestros países de América Latina, vale la pena aludir a los conocimientos, actitudes y prácticas de quienes ostentan la propiedad de los vehículos a motor. Las escalas de valores por las que se mueven son tan disímiles como los infractores. Es difícil establecer un estándar.
Una de las reglas básicas para la resolución pacífica de conflictos promovida por la Fundación para la Educación en la Paz de Miami (EE:UU), es la premisa de que «somos responsables de lo que decimos y hacemos».
Nuestras sociedades en América Latina serían otras si cada quien asumiera sus responsabilidades y las consecuencias de sus actos.
Es importante reconocer la buena salud mental de quienes aceptan la contravención cuando esta fue cometida y asumen la sanción.
También es importante reconocer el buen estado mental de aquellos ciudadanos que hacen uso de las herramientas y derechos que les concede el sistema judical para hacer una impuganción cuando consideran que la infracción impuesta es injusta o que la imposición del comparendo no se desarrolló en los téminos que contempla la ley.
Pero el conflicto entre ciudadanos y autoridades debe finalizar. Especialmente si son personas adultas las implicadas.
En temas de seguridad vial, tránsito y movilidad ambos halan para el mismo lado.
Excelente portal
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