
Foto: Guillermo Camacho Cabrera
Las vías tienen funciones específicas en el sistema de movilidad, hacen parte de la infraestructura de ciudades y municipios, y cuentan con una jerarquía especial que las distingue entre sí.
Desde las arterias o vías principales que componen las redes viales metropolitanas, hasta las más sencillas, angostas y locales que comunican pequeños territorios entre sí, tienen funciones específicas.
La dedicación de las más grandes es a altos volúmenes vehiculares, al tránsito de vehículos de carga, de transporte público y de vehículos particulares.
Entre más angosta es, menor dedicación a los altos volúmenes vehiculares tiene. Y más vocación peatonal o al tránsito de bicicletas; es decir, por ellas circulan menos vehículos a motor y más transporte no motorizado.
Aunque la exclusividad la daría el uso, esto no significa que entre más anchas las vías, deba haber mayor exclusividad vehicular, pues los peatones y ciclistas, como los más vulnerables del sistema vial, también tienen derecho a transitar por los corredores viales más transitados por los vehículos y a usar la infraestructura completa de las ciudades.
La jerarquía vial está supeditada al cuidado de la vida y quienes recorren las redes viales de los países son conscientes de la necesidad de transitar en paz y cuidando a todos con quienes tienen interacciones.
El cumplimiento de esta premisa, aunque difícil, no es imposible.
Controlar la conducción y las velocidades del vehículo conllevará a un mejor uso del sistema vial por donde se transite.